El reciente aplazamiento de Verifactu a 2027, comunicado por Hacienda, ha generado serias dificultades para aquellas empresas que optaron anticipadamente por adaptarse al régimen más exigente —es decir, las que se preparaban para facturar “como grandes firmas”.

¿Qué significa esto?

El sistema Verifactu —regulado por el Real Decreto 1007/2023 en el marco de la Ley 11/2021 — exige que las facturas emitidas mediante software cumplan requisitos de trazabilidad, integridad, firma digital, código QR y retención de un registro inalterable, para asegurar que no haya manipulaciones ni fraudes.

Para muchas compañías, sobre todo las de mayor tamaño o las que emiten muchas facturas, anticipar la adaptación suponía un esfuerzo de inversión tecnológica (software, integraciones, formación interna) con el objetivo de cumplir desde 2026 con la obligación. Sin embargo, la reciente prórroga deja en suspenso esa obligación hasta 2027.

Problemas para quienes ya invirtieron en la adaptación

  • Costes hundidos: Las empresas que adelantaron la inversión en software o infraestructura compatible no sólo vieron diluirse esa ventaja, sino que ahora asumen un coste que —de momento— no genera beneficio fiscal o funcional inmediato.
  • Incertidumbre normativa: El cambio de plazos, anunciado en el último momento, minan la confianza en la estabilidad del marco regulatorio, algo señalado por expertos en fiscalidad y por asociaciones de economistas.
  • Reprogramación interna: Procesos internos que ya estaban planificados deben reajustarse —lo que implica cambios organizativos, posibles parones, esfuerzo administrativo adicional, etc.— lo que dificulta la gestión operativa.

Por qué muchas empresas se sintieron “atrapadas”

El artículo original señala que la prórroga ha dejado “atrapadas” a aquellas que eligieron facturar como grandes firmas precisamente para evitar verse sometidas a posibles restricciones o rigideces de un sistema inmediato, confiando en su entrada en vigor en 2026. Con el aplazamiento, esa “ventaja competitiva” desaparece temporalmente, y además queda la sensación de que la decisión ha sido arbitraria, sin un criterio claro de planificación.

Por otra parte, sectores de software, asesorías y proveedores TIC —que ya habían dedicado recursos a preparar sus productos y servicios para 2026— también se ven perjudicados, afectando el ecosistema tecnológico y de soporte fiscal en todo el país.

Qué deberían hacer ahora esas empresas

  1. Revisar internamente la inversión realizada y evaluar si el software adquirido puede seguir utilizándose —no todas las funcionalidades pueden ser necesarias en este periodo de espera.
  2. Mantenerse alerta: aunque hay prórroga, la obligación no ha desaparecido. Verifactu está aprobado normativamente y su entrada en vigor sigue prevista.
  3. Aprovechar este tiempo para planificar mejor su política de facturación, formación y digitalización, optimizando procesos sin prisas.
  4. Consultar con su asesoría fiscal o externa —como nosotros en Eteria Consultores, tu asesoría de confianza en Elche y Alicante— para decidir si conviene mantener la implementación, pausar cambios o incluso rediseñar el enfoque en función del volumen de facturación, estructura empresarial y previsiones.

Desde Eteria Consultores estamos disponibles para ayudarte a evaluar si la adaptación temprana a Verifactu sigue teniendo sentido para tu empresa, a analizar los costes y beneficios de mantener el sistema implementado —o posponerlo—, y a planificar con criterios fiscales y estratégicos la gestión de facturación electrónica en tu negocio.

 

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